lunes, 2 de diciembre de 2013

Hacia una concienciación ambiental (Entrevista a Eladio M. Romero González)



         Las soluciones a los problemas medioambientales pasan obligatoriamente por una toma de conciencia tanto de la ciudadanía como, sobre todo, de las instituciones. Sólo así, conociendo y valorando el deterioro del medio ambiente que se viene produciendo con especial intensidad en los últimos cincuenta o sesenta años podrán adoptarse políticas reparadoras que mitiguen en lo posible el fuerte impacto generado en el ecosistema.
       Pocas personas en España presentan un conocimiento de la problemática ambiental como Eladio M. Romero González, poseedor de un impresionante currículo profesional, docente e investigador, que le convierte en un consumado especialista y le otorga un alto rango de autoridad en el tema. Nuestro entrevistado es doctor en Ingeniería Ambiental por la Universidad de Sevilla y licenciado en Geografía y Antropología Social. Responsable de la implantación del proceso de la Agenda 21 Local de Sevilla, es actualmente Director de la Agencia Local de la Energía del Ayuntamiento de Sevilla, labor que compatibiliza con la docencia como profesor en la Hispalense.
        Nadie mejor, pues, para hablar sobre el grado de concienciación de la ciudadanía ante la problemática ambiental, objetivo que sólo podrá alcanzarse con un firme propósito institucional conducente a extender pautas de educación y sensibilización medioambiental que estimulen una inclinación generalizada a proteger los ecosistemas.

Pregunta: En su dilatada carrera como docente, ¿ha percibido entre sus alumnos un grado aceptable de educación ambiental?
Respuesta: La concienciación por los asuntos relativos a la conservación del medio ambiente es en general bastante escasa, y se refiere a menudo a aspectos lejanos a la cotidianeidad de los jóvenes. Les llaman más la atención los impactos sobre el medio en el desierto del Serengueti o en el Amazonas que los que se producen en su entorno más inmediato (quizás se dejan llevar por lo sensacionalista, o lo que más ocupa a los medios en estos asuntos).
Desde luego, no contemplo educación ambiental tras una botellona o concentración de personas en el medio urbano. Para atenuar el rastro de basura que queda tras una procesión de Semana Santa o tras la Cabalgata de Reyes Magos se precisan numerosos medios y recursos.

P.: ¿Propondría incluir en los programas académicos asignaturas específicas de educación ambiental?
R.: Los contenidos básicos sobre Educación Ambiental ya se incorporaron en 1994 en el currículo de enseñanza primaria y de secundaria en Andalucía. No creo que se trate de una cuestión de aptitudes, sino más bien de actitudes.
La sensibilización por el medio ambiente se trata en muchas de las asignaturas de los actuales programas universitarios. No obstante, no sería mala idea el diseño de alguna asignatura en el marco de la libre configuración sobre cambio de actitudes frente a la conservación del medio ambiente en nuestra vida cotidiana.

P.: Desde que el Club de Roma encargase el informe The Limits of Growth, o “Informe Meadows, se han desarrollado movimientos como la ecología política y corrientes socio-filosóficas como el ambientalismo. ¿Considera suficientes las respuestas institucionales a las demandas de protección ambiental?
R.: La institucionalización del medio ambiente en general creo que ha sobrepasado las demandas iniciales. Tenemos una Dirección General en la Unión Europea, un Ministerio casi específico en el Estado, una Consejería en el Gobierno autónomo, una Concejalía en el Ayuntamiento… Se ha legislado tanto sobre la materia que no existe otro ámbito en la Unión Europea con tal repertorio normativo.
Sin embargo, creo que la respuesta ha sido hasta ahora meramente represiva e instrumental, por lo que considero necesaria una auténtica imbricación de estas materias en las diferentes políticas sectoriales, más que una respuesta acotada a un departamento institucional. Piense que quienes atentan contra el medio ambiente temen más a la respuesta de los mercados que a las represalias administrativas, civiles o incluso penales.

P.: Al hilo de la pregunta anterior, ¿cree que las advertencias sobre el deterioro ambiental y los requerimientos realizados desde diversos sectores comprometidos con la problemática ambiental han calado en la sociedad general propiciando un grado relevante de sensibilización en la opinión pública internacional?
R.: No. Los mensajes no son claros, y frente a la posición de unos surge inmediatamente la matización de otros. El deterioro ambiental está íntimamente relacionado con algunos modelos de desarrollo económico, que lamentablemente siguen primando en muchas sociedades.
Estas continuas controversias hacen que la sociedad en general desconfíe de mensajes catastrofistas y también de los conformistas. Hace falta que se busque el justo equilibrio, la armonía entre los tres pilares del desarrollo sostenible: el ambiental, el social y el económico. Pero esto es bastante difícil, y no siempre se encuentran escenarios en los que estas ideas se puedan expresar de esta manera.

P.: Como Coordinador General que fue usted en 2007 de la 5ª Conferencia Europea de Ciudades y Pueblos Sostenibles celebrada en Sevilla, ¿pudo percibir entonces un compromiso institucional para el fomento de la educación y la sensibilización ambiental entre la ciudadanía?
R.: La educación ambiental está presente en los Compromisos de Aalborg, y por tanto son objeto permanente de la Campaña de Ciudades y Pueblos Sostenibles de Europa. La adhesión a esta Campaña, de la que forman parte más de 1.000 ciudades y pueblos, obliga a poner en marcha numerosos planes y programas que aumenten la sensibilización de la sociedad en los asuntos de la gobernanza, la gestión y ahorro de energía, la gestión de los residuos, el ahorro de agua, el apoyo a mecanismos para el desarrollo económico, la lucha contra el cambio climático, etc.

P.: Usted siguió muy de cerca el desastre ecológico causado por los vertidos accidentales de las minas de Aznalcóllar en 1998. ¿Considera que el suceso pudo propiciar una mayor atención por parte de la opinión pública, española en este caso, sobre las consecuencias de los impactos ambientales negativos?
R.: En escasa medida. Como hemos comentado antes, la sociedad pierde el interés cuando los asuntos se hacen complejos, y no se transmite de manera clara y contundente la cuestión. En el caso de la rotura de la balsa de la Mina de Aznalcóllar no se han definido responsabilidades, se ha generado una tremenda controversia respecto a los beneficiados por el desastre, aquellas partículas que activaron un plan de emergencia siguen en el aire, pero ahora no pasa nada…
No fue un buen ejemplo para crear conciencia social hacia la protección del medio, sobre todo al comprobarse que los garantes de esa protección (las instituciones públicas ambientales) conocían los riesgos y nunca hicieron nada para tenerlos controlados.

P.: En los datos biográficos de su libro “Aznalcóllar: Diario de curiosidades y argumentos para un desastre ecológico” se señala su compromiso técnico y científico con el principio conocido como “desarrollo sostenible”. ¿Cree que el conjunto de la ciudadanía asume y valora este principio?
R.: En general, creo que sí. Pero aquí sí que es necesaria información y formación específica. La armonía que procura el desarrollo sostenible debe partir del conocimiento de la realidad, a través de los diagnósticos de sostenibilidad.
Pero antes de hablar de sostenibilidad es imprescindible que la sociedad tenga asumido un principio previo: la solidaridad.

P.: Hábleme sobre el grado de implicación que atribuye a los medios de comunicación en el fomento de una cultura ambiental.
R.: Creo que es mínimo. La mayor parte de los medios de gran difusión se mueven exclusivamente por intereses económicos, y que yo sepa no existen inversores para el fomento de la protección del medio a no ser que a través de esa iniciativa sea posible el logro de un objetivo económico.

P.: Por último, ¿qué hace y qué debería hacer nuestro actual gobierno en la defensa del medio ambiente y para inculcar a la ciudadanía la concienciación ambiental?
R.: Creo que hace falta una adecuada combinación de formación y de educación para la sostenibilidad social, económica y ambiental. Pero también es necesaria una adecuada represión, principalmente, ante las propias actuaciones de las instituciones. No siempre los procedimientos administrativos que legitiman el desarrollo y la ejecución de planes, programas o proyectos son todo lo respetuosos con el medio como deberían ser.
El logro de una mayor concienciación requiere una correspondencia con las acciones, y para éstas suelen ser muy buenos ejemplos las medidas compensatorias por los impactos ambientales, que actualmente se limitan a las medidas correctoras para la minimización de los impactos ambientales.

Jesús Ángel González de la Osa

 








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